Wednesday, May 24, 2006

13


Cuando niños jugábamos

los veranos a cazar

con inaudita crueldad

luminosas mariposas

Tendiámoles trampas

a su vuelo hasta herir

nuestras pupilas

con tanta ala y colores

en la hierba caídos

Queríamos reconstruir

aquellos mundos luego

entre la respiración de la arcilla

Orábamos por sus almas volátiles

-pequeñísimas antorchas-

en el fulgor de los sueños

andamnios


Miguel Ángel Méndez.


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Rosas



Vivo aquí, bajo el cielo roto,

donde es día el sol

y noche la luna,

donde cientos de rostros

tienen miradas descendentes

y el cuerpo olvida que es mortal.

Aquí,

los sueños parecen estrellas

y bajan al mar por las noches,

se saben gigantes

y arrastran olas

entre la voz timbrante de su sombra.

Pero hay veces

que el cielo baja sin estrellas,

sumerge al mar su profunda sombra

y bebe lunas

sueños

y pájaros muertos.

Han de ser mis ojos los oscuros

mis lágrimas la lluvia

y las rosas,

el viento que cubre las heridas

de el atardecer.



J. Francisco Moreno.

PRESENTACIÓN

“Atravesar el tiempo

Para escuchar

De nuevo tu silencio.”

Arturo Chávez Carmona.


Lúmenes y Reverberancias de Pío E. Sotomayor.


Por: J. Francisco Moreno.

El silencio, ese momento que deja el rastro de la voz, de las palabras; ese

espacio-tiempo cuyo instante de resonancia tiende a dejar huella, a ocupar un lugar en el pensamiento. La búsqueda del instante que se alarga hasta la eternidad.

Aquí en la tierra, envueltos en la vorágine de la existencia, donde sus habitantes dedican demasiado tiempo al trabajo; es difícil detenerse en la brevedad del camino; pensar en la vida como una posibilidad de encuentro, todo transcurre de prisa. Uno debería tomarse un tiempo y observar el entorno, sentir al aire acariciando al mundo, al cansancio; observar, y aprender de las cosas sencillas.

Quizás desde esa actitud se establecería un acercamiento más hacia lo divino, una identificación con el cosmos como unidad, igual el mar el árbol y el fuego; pero existe el tiempo y sobre él todo transcurre. Pío Eduardo atrapa instantes en su poesía, atrapa reflejos, correspondencias. Posee la sensibilidad del caminante, fruto de ello el libro Lúmenes y Reverberancias libro de poesía hay-kú y poemas mínimos en el cual la naturaleza, la vida y la muerte son parte de una búsqueda compartida. ¿Pero, qué buscaría el poeta y el lector en esos poemas breves?

Me atrevo a decir que hay en cada poema un instante

que no transcurre, que no envejece, un lugar donde se acaricia la divinidad del ser humano, la parte de uno que no muere. En ese instante de correspondencia entre quien lee quien escribe y lo que escribe nace una sensación de gozo, de paz interior; un asomo de la felicidad . Ese pequeño instante de silencio después del poema bien valdría ser parte de la búsqueda.

Por el día de hoy, mi búsqueda ha sido satisfecha y agradezco a Pío su decisión de compartir su ser en la poesía. He leído su libro y he encontrado esos instantes de luz que permanecen flotando después de la voz. Cito:



Cuando quiero

algo más de luz,

atrapo una luciérnaga.





Olvidaste

tu canto en algún árbol,

pájaro muerto.



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